Ayer encontré un texto que escribí una vez, del cual ni me acordaba. En él reflexiono sobre los libros. Espero que os guste.
Páginas llenas de imaginación, páginas llenas de ilusiones y experiencias vividas. Páginas llenas de amor, dolor y angustia, que te llegan al corazón. Páginas llenas de felicidad, sentimientos, que harían estremecer a cualquiera. Finales insospechados que te hacen volar por un mundo inmenso, por la mente de aquellos que se esfuerzan por contarlo. Personas que intentan reflejar lo que algún día soñaron o lo que durante toda una vida han anhelado.
Palabras, palabras que se unen para formar frases que te envuelven en un mundo distinto, en un mundo totalmente paralelo al que pertenecemos. Te transportan a través del firmamento, atravesando cualquier obstáculo que ose interponerse en nuestras mentes. Te permiten soñar, soñar que de verdad protagonizas esa historia, que todo gira en torno a ti. Un susurro, un beso, un abrazo, consigue acelerarte el corazón. El peligro, los monstruos, te provocan miedo, como si de verdad estuvieran a tu lado. Consigues, dibujándolos en tu mente, encontrarte ante tus presuntos amigos y enemigos, que desaparecerán cuando tú lo desees, apartando esas páginas que te llevan al más allá. Esas mismas que te hacen desconectar del mundo real, lleno de mentiras, peligros, desengaños y delincuencia. Ahogamos nuestras penas y preocupaciones en un puñado de hojas que, sin embargo, son invisibles para otros, que no tienen la oportunidad de tener un libro entre sus manos. Lo que algunos no valoramos como deberíamos, otros lo ansían con todas sus fuerzas. Simplemente tocarlos, saber a qué huelen sus páginas, les haría felices. Me entristece ver cuantos niños no logran conocer todo lo que nosotros leemos, todo lo que desperdiciamos con tanta gente necesitada por el mundo.
Sueño con poder repartir ilusión en forma de páginas, de libros, de palabras. Nosotros, acostumbrados a ésta agetreada vida, desconectamos y nos olvidamos de nuestros problemas leyendo. Eso ayudaría mucho más a los niños que pasan hambre.
Desearía que alguien pudiera regalarle libros fantásticos para aficionarles a algo que mucha gente desprecia: la cultura.
Páginas llenas de imaginación, páginas llenas de ilusiones y experiencias vividas. Páginas llenas de amor, dolor y angustia, que te llegan al corazón. Páginas llenas de felicidad, sentimientos, que harían estremecer a cualquiera. Finales insospechados que te hacen volar por un mundo inmenso, por la mente de aquellos que se esfuerzan por contarlo. Personas que intentan reflejar lo que algún día soñaron o lo que durante toda una vida han anhelado.
Palabras, palabras que se unen para formar frases que te envuelven en un mundo distinto, en un mundo totalmente paralelo al que pertenecemos. Te transportan a través del firmamento, atravesando cualquier obstáculo que ose interponerse en nuestras mentes. Te permiten soñar, soñar que de verdad protagonizas esa historia, que todo gira en torno a ti. Un susurro, un beso, un abrazo, consigue acelerarte el corazón. El peligro, los monstruos, te provocan miedo, como si de verdad estuvieran a tu lado. Consigues, dibujándolos en tu mente, encontrarte ante tus presuntos amigos y enemigos, que desaparecerán cuando tú lo desees, apartando esas páginas que te llevan al más allá. Esas mismas que te hacen desconectar del mundo real, lleno de mentiras, peligros, desengaños y delincuencia. Ahogamos nuestras penas y preocupaciones en un puñado de hojas que, sin embargo, son invisibles para otros, que no tienen la oportunidad de tener un libro entre sus manos. Lo que algunos no valoramos como deberíamos, otros lo ansían con todas sus fuerzas. Simplemente tocarlos, saber a qué huelen sus páginas, les haría felices. Me entristece ver cuantos niños no logran conocer todo lo que nosotros leemos, todo lo que desperdiciamos con tanta gente necesitada por el mundo.
Sueño con poder repartir ilusión en forma de páginas, de libros, de palabras. Nosotros, acostumbrados a ésta agetreada vida, desconectamos y nos olvidamos de nuestros problemas leyendo. Eso ayudaría mucho más a los niños que pasan hambre.
Desearía que alguien pudiera regalarle libros fantásticos para aficionarles a algo que mucha gente desprecia: la cultura.
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